Aún cuando muchas actividades siguen paradas, también están aquellos que se ponen a prueba constamtemente, asumiendo riesgos en sus tareas. Repasamos lo que sucede en los controles de ruta.
Hay almas que no descansan. Menos ahora que Viedma empieza a contar más aceleradamente los casos de Covid-19. Y los empleados municipales, junto con personal de salud y policías son los habitués al momento de controlar, durante las 24 horas del día, los accesos a la ciudad para tratar de que aparezcan cada vez menos transmisores del virus.
Los accesos oeste de la ciudad han sido reforzados. La idea es que sólo pasen aquellos que tienen permiso, y desde hace tiempo los municipales ponen el cuerpo ayudando al personal sanitario del hospital Zatti en las verificaciones del estado de la gente que viaja.
Uno de los que andan lidiando con la tozudez de los automovilistas es Emilio Recachuck. Más allá de su tarea al frente del Sindicato de Trabajadores Municipales (Soyem) suele dar una mano en el puesto caminero policial en el acceso de la ruta nacional N° 3, más conocido como el destacamento “La Balanza”.
Como es radioaficionado y suele conectar cables todo el tiempo, puso en orden los equipos de comunicaciones que tenía la comuna y que estaban un tanto deteriorados. Sobre todo ahora que los tiempos son dinámicos, ya que cuando se despacha del puesto de control a un proveedor que viene de otra ciudad, hay que avisarle a los patrulleros municipales para que detecte el rodado y acompañe a los choferes hasta otro punto de la ciudad, donde debe entregar mercadería.
“Yo voy esporádicamente al control porque estoy ayudando en Defensa Civil, me considero un servidor público, y para mí, es una satisfacción tener la posibilidad de colaborar en esto”, afirma ante RÍO NEGRO en virtud de que su estímulo laboral es la calle, después de tantos años trabajando en el área de Tránsito.
Cuenta que la gente que llega al retén colabora cuando se le explica la función de los empleados de salud, quienes toman datos o la temperatura. “Hay contados casos en los que debe proceder la policía, y además hemos visto que algunos vienen a la ciudad con permiso de salud, y rompen la cuarentena”, advierte.
Con los funcionarios provinciales, y sobre todo los policiales que viajan desde el interior, es un capítulo aparte. “Uno espera otra predisposición. No todos son iguales, pero hay algunos de cargos ‘importantísimos’ que se ponen reticentes. No obstante, la gente de salud cumple sus funciones, a pesar de que pasan un mal momento”, apunta.
En “La Balanza” no es todo color de rosas. Cuando aparecieron los municipales decidieron instalar una carpa para que todo el personal civil, salud y municipales, puedan refugiarse. “Hay noches difíciles de frío y lluvia”, revela Emilio.
Tuvieron problemas con la policía que no les cayó en gracia alegando que estaban muy cerca de la ruta. Los municipales averiguaron en Vialidad Nacional qué parámetros utilizar e insistieron con clavar lanzas.
Yo voy esporádicamente al control porque estoy ayudando en Defensa Civil, me considero un servidor público y es una satisfacción”
aseguró Emilio Recachuck, del Sindicato de Trabajadores Municipales.
La idea era que los vehículos pudieran ingresar a la carpa, y el personal que debía actuar en las averiguaciones de paradero y situación sanitaria de los tripulantes, pudiese estar resguardado.
Finalmente, el viento tuvo más contundencia que la reticencia policial, y se llevó la carpa. No obstante, los municipales compraron otra de menores dimensiones como para el personal pueda tomar allí algo caliente y unos minutos de descanso.
Los “profes”, al pie del cañón
Actualmente 16 profesores de Deportes se encuentran abocados a los controles de ingresos y egresos en el puesto caminero de la ex ruta 3, en colaboración con la policía rionegrina y con la coordinación de José Encina.
Otros 17 trabajadores se encargan junto a la subsecretaría de Gobierno y Juntas Vecinales del control de las personas que deben cumplir con el aislamiento preventivo en sus domicilios.
Además, 12 docentes del área de Cultura colaboraron días atrás en la entrega de alimentos a las familias de los alumnos de escuelas de jornada extendida.
El coordinador es Fernando Reisser, y explica el motivo por cual los docentes municipales decidieron también salir a la ruta, esta vez en el Puesto 84, ubicado en la ex ruta nacional 3 sobre un canal de desagüe, y que sirve para frenar ingresos pocos sagrados.
“Nosotros (los profesores) somos como si fuera un vehículo todo terreno. Nos adaptamos a cualquier cosa”, apunta. Relativiza críticas. Al parecer, en las redes sociales alguien se preguntó por qué iban a mandar a la ruta a los profesores. Aclara que “esto generó un choque, pero hay muchos ‘profes’ que tienen la camiseta puesta, y como había que ir… bueno, vamos, y a nadie le generó incomodidad”.
Allí, esta dotación –acompañada por la policía- es la encargada de tomar los datos a la gente que trata de ingresar a la ciudad en vehículos (casi todos provenientes de la zona de chacras) y de tomar la temperatura; y el registro se envía luego al puesto principal de “La Balanza”.
Hay intercambio de días y rotación de personal, todos ataviados con el suficiente equipamiento como para hacer frente a un mal momento climático.