Una denuncia pública de Massa expuso lo que la federación municipal ya había adelantado sobre los fondos municipales y la especulación de los intendentes
Las palabras de Sergio Massa en una entrevista periodística concedida al medio oficialista El Destape sobre la situación de los municipales no solo expusieron el contexto salarial del sector, sino que puso en jaque el mecanismo casi empresarial con el que rumbean algunos de los intendentes del conurbano bonaerense.
Massa denunció una maniobra que era desconocida por el ser humano a pie, pero no para quien padece el impacto del accionar de los jefes comunales ni para la propia federación sindical que nuclea a los gremios municipales. Negociar salarios es una tarea compleja para los gremios locales y es motivo de permanente exposición de la Fesimubo, que denuncia cada dos por tres el incumplimiento de la ley 14.656 de negociación colectiva en el ámbito distrital.
En ese momento es cuando se desprende la maniobra de los intendentes: colocan el dinero del municipio en plazos fijos para ganar rentabilidad. Claro, para un ciudadano común es una práctica absolutamente lógica en orden de proteger su ingreso frente a la inflación. Pero cuando se trata de una especulación municipal, suena un tanto desleal al momento de argumentar la falta de divisas cuando se trata de negociar aumentos salariales. El intendente no ofrece aumentos equiparados con la inflación no por falta de dinero, sino porque el mismo se encuentra sometido a la reglas del banco, las cuales impiden extraer hasta tanto no finalice el plazo fijo.
La moralina queda expuesta. Los intendentes se muestran incomodos y molestos cuando un nutrido conjunto de trabajadores y trabajadoras se expresan frente al municipio, pero mientras tanto, el dinero destinado a salarios se encuentra en el largo sendero de la especulación bancaria. Todo legal, claro, pero cuanto menos deshonesto.
Rubén Cholo García, secretario general de la Federación de Sindicatos Municipales Bonaerenses, exhibió esta artimaña por la que atraviesan los municipales hace mucho tiempo. Pero era evidente que el contexto político impedía colocarle luces. Primero había sido el diputado Máximo Kirchner en un acto que había manifestado que había que aumentar los salarios municipales, luego el Presidente de la Nación y ahora, casi que como un suceso estratégico, el ministro de Economía, ni más…ni menos.
El 30 de agosto, los municipales marcharon a la Casa de la Provincia de Buenos Aires, y mano a mano con este medio, García contó como un barón del conurbano le admitió que no podía aumentar salarios porque el dinero destinado para ese fin se encontraba en el círculo del plazo fijo.
Los intendentes siempre solian ser los protegidos del gobierno bonaerense. Ahora, parece que los pusieron en jaque dilucidando ventajas financieras.